Por fin el Llubí volvió a ganar y lo hizo ante un Son Verí, anárquico, desorganizado que depende demasiado del los chispazos de calidad de sus jugadores. Y eso que el equipo local empezó ganando gracias a un gol de Roberto Mateo que sigue demostrando el buen fútbol en sus botas.
Pero en la segunda mitad el equipo de Polero sabedor de su necesidad de sumar tres puntas para truncar una racha de tres meses sin conocer la victoria puso toda la piel en el asador y consiguió dar la vuelta al marcador. Una victoria muy celebrada que alivia la tensión de los últimos meses y que permite encarar los próximos partidos sin la losa de la mala dinámica.
Por fin, Polero ha vuelto a sonreir.